Cuando el calor de la ciudad aprieta y el asfalto se siente pesado, no hay nada mejor que una escapada refrescante para revitalizar los sentidos. Y qué mejor manera de hacerlo que con una excursión hacia algunos de los parajes más encantadores de la provincia de Alicante. Desde Valencia, se puede emprender un viaje que promete deslumbrar con paisajes de ensueño, historia y cultura en los pueblos de Altea y Guadalest, para finalmente culminar en el paraiso natural de las Fuentes del Algar.
Encantador comienzo en Altea
Después de dejar atrás el bullicio urbano de Valencia, el viaje de dos horas hasta la comarca de la Marina Baja ofrece un cambio impresionante en el paisaje. Aquí, la aventura comienza en Altea, un pueblo costero que parece haber detenido el tiempo con su casco antiguo de cuento de hadas. Sus casas blancas y calles empedradas invitan a perderse, aunque el recorrido guiado asegura que no se pierda ningún detalle importante.
La visita a la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, conocida por su distintiva cúpula azul, es una parada obligatoria. Además, los visitantes pueden disfrutar de las vistas impresionantes desde la Glorieta del Maño y el Portal Vell, antes de disponer de tiempo libre para explorar los rincones más escondidos o simplemente relajarse en uno de los miradores con vistas al mar Mediterráneo. Los miradores de los Cronistas de España y de la Torre de Bellaguarda ofrecen panorámicas que son simplemente inolvidables.
Guadalest: un viaje al pasado medieval
Siguiente en el itinerario, empapado en nostalgia, está Guadalest, un pueblo que desafía la gravedad posado en lo alto de una montaña. Sus vistas son tan impresionantes como lo son las historias que cuenta. El recorrido guiado lleva a los visitantes a través del centro histórico, donde los ecos medievales todavía resuenan a través de la iglesia barroca de la Asunción y los misteriosos restos del Castillo de San José.
Pero todo viaje en el tiempo necesita un respiro, y Guadalest ofrece eso y más con sus variados museos. Ya sea que se trate de las asombrosas piezas del Museo de Microminiaturas o las curiosidades del Museo de Saleros y Pimenteros, hay algo que capturará la imaginación de cada visitante. Y claro, después de saciar la sed de cultura, siempre hay tiempo para un almuerzo en cualquiera de sus locales pintorescos.
Conexión con la naturaleza en las Fuentes del Algar
Reenergizados tras la visita a Guadalest, el camino lleva al siguiente destino: las Fuentes del Algar. Este espacio natural es un santuario para el alma. Las cascadas y piscinas naturales son un verdadero espectáculo, perfectas para aquellos que buscan un chapuzón refrescante o simplemente disfrutan de un paseo sereno por sus senderos. En cualquier caso, desconectar y dejarse llevar por la belleza natural es inevitable.
Este tramo del viaje es cuando realmente se puede sentir la magia del entorno y el valor de tomarse un respiro de la rutina diaria. La paz que emana de este lugar es cautivadora, convirtiéndose así en el cierre perfecto para una jornada cargada de descubrimientos y placer.
Datos prácticos para una jornada inolvidable
Para asegurar una experiencia sin problemas, es esencial tener en cuenta ciertos aspectos organizativos. El recorrido, que tiene una duración de entre 11 y 12 horas, ofrece la comodidad de transporte en minibús o autobús, guiado por expertos que facilitan que todo transcurra de manera fluida en español e inglés. Mientras que las entradas a las Fuentes del Algar están incluidas, los visitantes deben tomar en cuenta que ni las comidas ni las bebidas forman parte del paquete. Además, es importante destacar que el recorrido no es accesible para personas en sillas de ruedas y que no se permiten mascotas durante la excursión.
Finalmente, reservar con anticipación es altamente recomendado para asegurar un lugar en esta pequeña escapada al paraíso alicantino. Bastará con llevar el vale electrónico en el móvil y estar listo para disfrutar de un día lleno de aventuras y paisajes tan ricos que quedarán grabados en la memoria por siempre.
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