Después de cinco años intensos de carrera y dos discos publicados, el grupo Maluks ha decidido bajarse de los escenarios, dejando una profunda crítica al sector musical por su precariedad. La banda, que surgió en el barrio de Benimaclet y ofreció una propuesta única de música en valenciano, feminista y combativa, se despide sin haber logrado vivir de su arte ni haber tenido la oportunidad de crecer como esperaban.
No te’n vas: una despedida cargada de simbolismo
«Nosotras nos vamos, pero las canciones seguirán siempre, así que Maluks se va, pero No te’n vas,» expresaron Laura Honrubia, Maria Deltell y Marina Bolea, integrantes de Maluks, al anunciar su despedida. Esta frase resume el sentir del grupo en su adiós: aunque se retiran de los escenarios, su música pretende perdurar en la memoria de quienes las han seguido.
La canción No te’n vas, que se proclama como un himno de amor y resistencia, se convierte también en una metáfora de su despedida. A lo largo de cinco años, las integrantes de Maluks han vivido un proceso de aprendizaje que las ha llevado a crecer tanto personal como profesionalmente. «Para todas ha sido un aprendizaje inmenso,» comenta Maria Deltell, DJ del grupo, quien recuerda cómo empezaron sin tener idea de cómo formar un grupo musical.
Maluks rompió barreras y demostró que, a pesar de las dificultades, se pueden lograr cosas importantes. «Ha sido un viaje muy emocionante e importante que nos marcará a todas individualmente,» afirma la banda, quien se despide con la cabeza en alto tras haber cumplido su sueño.
Un recorrido lleno de desafíos y logros
El camino de Maluks no ha sido fácil. Como mujeres dentro de la industria musical, enfrentaron numerosos obstáculos, especialmente en el panorama valenciano. Uno de los principales retos fue la falta de reconocimiento y las condiciones laborales precarias, que afectaron su capacidad de dedicarse plenamente al proyecto musical.
«Nos enfrentamos a la precariedad solo por ser un grupo de mujeres,» señala el grupo, explicando que, aunque habían ganado su propio público y repercusión, a menudo las programaban en festivales en horarios poco favorables, como las cinco de la tarde o las cinco de la mañana. Estos horarios, a menudo considerados «invisibles,» dificultaban que el público asistiera y disfrutara de sus actuaciones.
Maluks señala la responsabilidad de los organizadores de festivales en esta situación. «No cuesta nada darle la oportunidad a grupos emergentes o de mujeres de actuar en un horario central,» insisten, subrayando la importancia de visibilizar y valorar adecuadamente a las artistas femeninas.
La precariedad laboral en la música
La precariedad laboral no solo afectó los horarios, sino también la capacidad del grupo para crecer y dedicarse completamente a su proyecto. «Compaginar nuestra vida, nuestro trabajo y la música es muy difícil,» lamentan las integrantes de Maluks, quienes señalan que esta precariedad ha sido un factor clave en su decisión de retirarse.
«La precariedad dentro del mundo musical no nos ha permitido crecer ni visualizar un futuro más grande,» expresan con frustración, añadiendo que esta situación acabó por consumirlas hasta el punto de no poder dar más de sí mismas. A pesar de estos desafíos, el grupo se siente orgulloso de lo que ha logrado en tan poco tiempo.
Las cabeceras de festivales siguen masculinizadas
Aunque ha habido un aumento en el número de grupos de mujeres en los festivales, Maluks afirma que la discriminación sigue presente. «Todavía el número de mujeres en los festivales es reducido,» explican, señalando que, en ocasiones, sentían que las incluían en las carteleras solo para cumplir con la paridad, sin valorar realmente su trabajo.
«Nos han querido para cumplir el cupo, pero no por lo que somos,» comentan con decepción, al tiempo que subrayan el gran esfuerzo que hay detrás de su música, un esfuerzo que muchas veces no ha sido reconocido ni valorado.
El apoyo incondicional del público
Desde que anunciaron su despedida, Maluks ha recorrido varias localidades dentro y fuera del territorio valenciano, llevando su música a lugares donde, en algunos casos, era la primera vez que se programaba un concierto en valenciano. «Cuando tocamos en el País Valencià sentimos un agradecimiento total,» afirman las integrantes, quienes destacan la calidez y cercanía del público.
«La gente siempre baila, aunque no se sepan las canciones,» comentan, recordando cómo al final de los conciertos muchas personas se acercaban para mostrar su apoyo y agradecimiento. A lo largo de estos años, Maluks ha tejido una red de seguidores y amigos que han creído en su proyecto y los han acompañado en cada paso.
El grupo cierra este capítulo con el orgullo de haber abierto un camino nuevo para las mujeres en los escenarios, defendiendo un proyecto en valenciano y feminista que, aunque llega a su fin, deja una huella importante en la escena musical.